Día de la memoria, la verdad y la justicia momento de recordar un momento duro en la historia argentina, fecha que trae consigo dolor, búsqueda y lucha. La dictadura llevada adelante por la junta militar comandada por Jorge Videla fue el inicio de un gobierno de facto que instauró la violencia y desaparición de personas como control y adoctrinamiento social.
Aquí nace un grupo movilizado por la incertidumbre, dolor y desesperación por sus hijas e hijos, nuevamente el movimiento de mujeres autoconvocadas ocupa las calles, simboliza su palabra y habla con un estado que no quiere el acuerdo si no la imposición. ¿Por qué decimos nuevamente? Porque las mujeres en lucha no es un hecho que se da por primera vez en Argentina, sino que data mucho antes cuando un grupo de trabajadoras reclamó la precariedad de su espacio laboral y la falta del cumplimiento de derechos, este hecho pone de manifiesto el color violeta como símbolo de lucha de mujeres.
Durante el proceso dictatorial a nivel nacional, un grupo de mujeres que son madres y abuelas, deciden que quieren ser escuchadas, dando simbolismo a su lucha con el pañuelo blanco, pero este pañuelo no solo significa la lucha por derechos humanos también es la huella de sujetas que toman la calle por asalto y desobedecen los límites simbólicos y espaciales impuestos por las normas sexo-genéricas.
La manifestación de este grupo de mujeres no es un hecho aislado en nuestra historia, es un antes y un después en la manera de luchar por los derechos de las personas, no solo por el significado que fue adquiriendo a lo largo de los años, si no porque hay un símbolo de unidad al momento de hablar de derechos… El Pañuelo.
El Pañuelo en nuestro país es una herencia que nos han dejado Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, quienes implementaron una nueva forma de hablar con un Estado, en ese momento dictatorial, pero que aun hoy sirven a los movimientos de lucha sobre todo para grupos integrados y llevados adelante por mujeres. Abuelas y Madres de la Plaza de mayo, hoy con mayúsculas, dejaron una herencia que llama a la organización y la aparición en las calles.
A través de los años los pañuelos blancos fueron adoptados para teñirse de diferentes colores y tomarlos como banderas de diferentes luchas, pero el eje primordial es siempre la defensa de los derechos humanos. Los movimientos feministas lo recogieron para enarbolar su pedido por el aborto legal, seguro y gratuito, posibilitar el acceso a educación sexual integral y a medidas de prevención del embarazo. Tomar este legado no es nada menor ni mucho menos poco significativo, bregar por los derechos de los cuerpos precarizados y llevados a la clandestinidad de las mujeres, es un claro grito a la protección de los derechos humanos y sobre todo a los de las personas gestantes. Vuelven los cuerpos a las calles y una consigna que luego de años de lucha logró el objetivo de manera positiva.
En el año 2015, surge el llamado a las calles por Ni Una Menos, un estallido social y de mujeres que piden por sus vidas y justicia por las que fueron asesinadas y violentadas. Aquí se toma el histórico color violeta de la lucha feminista y se los plasma en un nuevo pañuelo que también está identificado o ligado a los derechos, la vida de mujeres que son asesinadas por su género.
Hoy después de mucho camino recorrido, el pañuelo es símbolo de lucha. Sabemos que no solo las mujeres tomaron este artefacto para representar sus pedidos, en Argentina hay 24 pañuelos de diferentes colores que hablan en representación de distintas luchas.
El Pañuelo es el símbolo principal en temáticas de derechos humanos y aún mucho más fuerte cuando es llevado por mujeres en sus muñecas, cabezas, carteras o pechos. En argentina no es un simple pañuelo, un trozo de tela, es fuerza, mujeres poniendo sus cuerpos en la calle e interpelando de manera directa al Estado, en su momento de facto y hoy democrático.
“La prenda se desplaza pero lleva bordadas las marcas de las Madres, de las Abuelas, de las brujas, de las socorristas, de las mujeres cis y trans y de quienes luchan por subvertir el orden y las jerarquías patriarcales, al tiempo que afirman: ¡Acá estamos!”.
